Impacto de las TICS en niños y adolescentes

¿Cómo influyen las nuevas tecnologías o también denominadas TICS en los niños/as y adolescentes?

Es cierto que, para que una sociedad avance, se desarrolle y, por lo tanto evolucione, ha de adaptarse a las nuevas situaciones y circunstancias que se presentan. Para la evolución, es condición necesaria el cambio, lo que se conoce como el ‘efecto Flynn’, en el cual, las generaciones nuevas son más inteligentes que las anteriores.

Ahora bien, el galopante desarrollo de las nuevas tecnologías o TICs, no va acompañado del crecimiento psicológico. Este es el problema ante el que nos encontramos.

Nuestro cerebro no es capaz de adaptarse con la misma rapidez y facilidad que lo han hecho las nuevas tecnologías. De hecho, las últimas publicaciones sobre la relación entre la inteligencia de los jóvenes y el uso de los dispositivos electrónicos afirman que, nos encontramos ante la primera generación de la historia significativamente menos inteligente que la anterior (padres no digitales).

Nuestro cerebro no es capaz de adaptarse con la misma rapidez y facilidad que lo han hecho las nuevas tecnologías.


Esto se debe a que la demanda que exige el medio es excesivamente superior a los recursos que disponemos. Cuando usamos pantallas digitales, nuestro cerebro percibe una gran cantidad de estímulos que tiene que procesar. Esta sobreestimulación, lejos de potenciar, produce dificultades en las personas y, más aún en las de desarrollo, que se encuentran en plena maduración anatómica y funcional del cerebro.
Esto se traduce en problemas de atención (el cerebro no percibe y procesa adecuadamente la información que necesita), memoria (el cerebro ya no necesita recuperar o almacenar la información por la disponibilidad de la misma en internet), habilidades sociales (cuanto más tiempo paso con el teléfono, Tablet, PC, más aislamiento se produce), flexibilidad (generación de recursos y alternativas), baja tolerancia a la frustración (refuerzos inmediatos), riesgo de aparición de conductas de riesgo (accesibilidad), entre otras.

Cuando usamos pantallas digitales, nuestro cerebro percibe una gran cantidad de estímulos que tiene que procesar. Esta sobreestimulación, lejos de potenciar, produce dificultades en las personas y, más aún en las de desarrollo, que se encuentran en plena maduración anatómica y funcional del cerebro.

Aparte de los riesgos y las consecuencias que pueden tener en el cerebro de la persona en desarrollo, los riesgos y peligros para su bienestar y desarrollo, por desgracia, no son pocos. El mal uso de las redes sociales, el ciberacoso y acoso escolar, la información falsa, la adicción, el acceso a pornografía, material violento, etc., son solo ejemplos de ello. Cuanto más pequeña o inmadura es la persona a nivel evolutivo, más vulnerabilidad de afectación de las problemáticas derivadas.


Por otra parte, tampoco se trata de demonizar las nuevas tecnologías y las redes sociales. El peligro no se encuentra en ellas como herramienta, sino en el uso y el tiempo que se le dedica por los motivos ya expuestos. Por lo que no supone evitarlas o prohibirlas cuando forman parte de nuestro día a día, sino regularlas para establecer una relación sana con las mismas.

  
Limitarlas y controlar su uso, facilitaría que el menor pueda vivir las contingencias naturales que se dan en el día a día. De esta manera, permitiríamos al cerebro desarrollarse en ese espacio natural de tiempo, con sus ritmos y recursos naturales.

 

Por lo tanto, con el fin de mitigar el desarrollo de consecuencias y exposición de riesgos, una medida útil sería la creación de programas destinados a la concienciación y regulación del tiempo de las pantallas así como a utilizar de manera adecuada la inteligencia artificial.  Además, las familias pueden utilizar aplicaciones de control parental y/o establecer contratos de uso de pantallas en los cuales se establezca un horario de utilización del mismo o hacer uso de las apps existentes para controlar su uso. No obstante, es importante analizar la situación idiosincrática de cada familia y tomar una decisión sobre el uso de las mismas, priorizando siempre el bienestar y la protección del menor.

No se trata de demonizar las nuevas tecnologías y las redes sociales. El peligro no se encuentra en ellas como herramienta, sino en el uso y el tiempo que se le dedica…[]….Limitarlas y controlar su uso, facilitaría que el menor pueda vivir las contingencias naturales que se dan en el día a día.

Por último y, no menos importante, se debe tener en cuenta que, potenciar y desarrollar sus habilidades, personales, emocionales y sociales, para el establecimiento de límites, el respeto a su privacidad, intimidad e integridad, es un factor de protección y prevención de los menores ante los riesgos que conllevan las nuevas tecnologías.

De esta forma, los padres y educadores deben estar atentos a los signos de que un niño o adolescente podría necesitar apoyo psicológico debido al uso de las TICS. Algunas señales de alerta incluyen cambios drásticos en el comportamiento, disminución del rendimiento académico, aislamiento social, y manifestaciones de ansiedad o depresión. Es crucial reconocer que, aunque algunos cambios en el comportamiento son normales durante la adolescencia, otros pueden indicar problemas más serios que requieren atención profesional.

Alguna señales de alerta señales de alerta incluyen cambios drásticos en el comportamiento, disminución del rendimiento académico, aislamiento social, y manifestaciones de ansiedad o depresión.

La decisión de buscar ayuda psicológica no debe tomarse a la ligera. Es recomendable acudir a un psicólogo cuando se observan dificultades emocionales persistentes, problemas escolares o sociales que afectan el bienestar del joven, o cuando el adolescente mismo expresa la necesidad de hablar con alguien sobre sus preocupaciones.

En conclusión, las TICS pueden ser una herramienta poderosa para el desarrollo de niños y adolescentes, pero es esencial un uso responsable y supervisado. Los padres y educadores deben fomentar un diálogo abierto sobre el uso de la tecnología y estar preparados para intervenir y buscar ayuda profesional cuando sea necesario para asegurar el bienestar emocional y mental de los jóvenes.

 

Si crees que tu hijo/a puede tener algún problema relacionado con el uso de las nuevas tecnologías , te recomendamos acudir a un profesional de la psicología para gestionar de forma correcta tu sintomatología. En el Centro de psicología y mediación AVANTI encontrarás a un equipo de profesionales cualificados y habilitados que te ayudarán en tu día a día.


Ana Alonso Sanz. Psicóloga
Sara Nieto Vicente. Psicóloga

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